Nuestro silencio.
El ruido de la
calle se ha marchado,
tus ojos ya se
cruzan con los míos;
torrente de
miradas se hacen ríos
viajando hacia
una mar que lo ha esperado.
Mi andar que se
avecina a tu galera.
Ya busco
arrebatarle su tesoro,
tus labios valen
más que cualquier oro.
Mi intrépida
osadía que no espera.
Se vuelven solo
una nuestras sombras,
en un solo latir
que se confunde,
en un solo clamor
como sentencio.
Me viertes la
fragancia que no escombras
y el éxtasis,
tan bien que se confunde
en un solo
gritar nuestro silencio.