ECOS DEL ADIOS
¿Cuántas veces sentenciaste a mi amor?
¿No te diste cuenta que me aniquilabas?
Con palabras de rencor que pronunciabas,
de a poco a mi corazón tú lo matabas.
¿Cómo sentencias a mi amor?
Si hace poco decías que me amabas.
Si tocabas a mi puerta por un perdón que anhelabas,
si aun respiro tu aroma columpiándose en mis sabanas.
Esas sábanas de seda
que acunaban nuestros sueños,
sobre nuestra cama toda embelesada,
y nos llenábamos de ensueños.
He tomado todos tus recuerdos,
me cobijo las noches solo con ellos.
Quisiera que de ellos al menos tengas celos,
que retrocedas y corras seguro de mi encuentro.
Tengo celos, tengo celos de tu viento
por ser él quien roza tus cabellos.
Quiero salir a buscarte, voy corriendo
al encuentro de tus anhelos.
Ahora tengo miedo,
no retrocedes ni siquiera por los restos.
¿No has visto que hay muertos?
No has visto ni a mis sueños.
Esos restos que son cenizas
de una pasión que ya pasó,
una que a mi causa, de nuestras vidas
ya desapareció.
al igual que yo, mi alma.
Tan solo por alejarte cada día,
y no entregarte toda mi calma.
Si mis labios agonizaban,
junto a mi piel fría que ya no acariciabas.
¡Gritar, gritar!, solo eso me quedaba.
Ahuyentar con los ecos…
Ahuyentar son mis celos, lo poco que me dabas.
Así como tu grito, nuestro amor
se ha consumido sin un eco.
Ahora estamos afligidos,
esta pasión en el silencio se ha perdido.
¿Cuántas veces sentenciaste a mi amor?
¿No te diste cuenta que me aniquilabas?
Con palabras de rencor que pronunciabas,
de a poco a mi corazón tú lo matabas.
¿Cómo sentencias a mi amor?
Si hace poco decías que me amabas.
Si tocabas a mi puerta por un perdón que anhelabas,
si aun respiro tu aroma columpiándose en mis sabanas.
Esas sábanas de seda
que acunaban nuestros sueños,
sobre nuestra cama toda embelesada,
y nos llenábamos de ensueños.
He tomado todos tus recuerdos,
me cobijo las noches solo con ellos.
Quisiera que de ellos al menos tengas celos,
que retrocedas y corras seguro de mi encuentro.
Tengo celos, tengo celos de tu viento
por ser él quien roza tus cabellos.
Quiero salir a buscarte, voy corriendo
al encuentro de tus anhelos.
Ahora tengo miedo,
no retrocedes ni siquiera por los restos.
¿No has visto que hay muertos?
No has visto ni a mis sueños.
Esos restos que son cenizas
de una pasión que ya pasó,
una que a mi causa, de nuestras vidas
ya desapareció.
Sé que lastimé toda tu vida,
al igual que yo, mi alma.
Tan solo por alejarte cada día,
y no entregarte toda mi calma.
¿Pero cómo no enloquecer?
Si mis labios agonizaban,
junto a mi piel fría que ya no acariciabas.
¡Gritar, gritar!, solo eso me quedaba.
Ahuyentar con los ecos…
Ahuyentar son mis celos, lo poco que me dabas.
Así como tu grito, nuestro amor
se ha consumido sin un eco.
Ahora estamos afligidos,
esta pasión en el silencio se ha perdido.
Muchas gracias Susana Carolina, por permitirme juntar mi pluma con la tuya, ha sido un gusto crear junto a tí este maravilloso escrito.
ResponderEliminarEspero volver a escribir junto a tí.
buen poema amigo, te invito a ver mi blog,
ResponderEliminarun saludo.