Una noche dejé que te escaparas
en busca de aventuras irreales.
Dejé que fueras hacia los astrales,
tras de sueños que quise, tu alcanzaras.
Mientras yo me quedé en los arrabales
dejé que Epifanías abrazaras
y miles de utopías las soñaras,
a la vez, yo lloraba en aguajales.
Ahora has regresado de tu exilio
en busca de mi abrigo y mi calor,
te recibo como ese adorador.
Con quien hace tiempo viviste idilio
pero al que usaste como un utensilio
y ahora miras como salvador...
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