A la negra
Costeña hermosa, de ébanos colores
si fuera ella, pigmentos de mi lienzo,
habitaría eterna en mi comienzo,
en olores, en gustos y en sabores.
Bajarán de mi sierra los pastores
con silbidos románticos que enlienzo.
Recorriendo del Guayas su comienzo
y posarán sus pies entre sus flores..
Con sus flautas daranle serenata
ahora que el silencio se ve rodeado,
en manto luminoso de aquél Astro.
Y el viento que aletea esa fragata,
llevará mi deseo enajenado
a oídos de la negra Cenia Castro.
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