Poemas a la nada
Te miras al espejo y te preguntas:
¿A dónde se han marchado mis caricias?
Rebuscas en tu cuerpo las señales,
las marcas de pasión que ya no existen.
Los trozos de cristal, se vuelven nada
tocando tus pilares de marfil,
volviéndose en el humo del recuerdo,
que va de la fogata a la ventana.
La radio no consuela más tus llantos,
te ahogas en el mar de los cuadernos
y escribes con la pluma de un lamento,
haciéndole poemas a la nada.
Y piensas que mi voz te está tocando
las viejas melodías que te gustan
y no es más, que la escoba que se oculta
en la fría azotea de la casa.
Contemplas todavía mi retrato,
la foto carcomida por el tiempo.
¿Te duele imaginar que me he marchado
llevándome el encaje de tu manta?
La bruma de la noche no han borrado,
las manchas de licor sobre la mesa,
la arena del reloj se ha vuelto nieve,
mirando tus preguntas al espejo...
Te miras al espejo y te preguntas:
¿A dónde se han marchado mis caricias?
Rebuscas en tu cuerpo las señales,
las marcas de pasión que ya no existen.
Los trozos de cristal, se vuelven nada
tocando tus pilares de marfil,
volviéndose en el humo del recuerdo,
que va de la fogata a la ventana.
La radio no consuela más tus llantos,
te ahogas en el mar de los cuadernos
y escribes con la pluma de un lamento,
haciéndole poemas a la nada.
Y piensas que mi voz te está tocando
las viejas melodías que te gustan
y no es más, que la escoba que se oculta
en la fría azotea de la casa.
Contemplas todavía mi retrato,
la foto carcomida por el tiempo.
¿Te duele imaginar que me he marchado
llevándome el encaje de tu manta?
La bruma de la noche no han borrado,
las manchas de licor sobre la mesa,
la arena del reloj se ha vuelto nieve,
mirando tus preguntas al espejo...
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